martes, 2 de febrero de 2016

Curiosidades de la Historia (I): La independencia de Andalucía

Hoy comienzo esta sección donde quiero relataros algunos hechos bastante olvidados que pudieron cambiar la Historia.

El primero de ellos es la conspiración de Gaspar Alonso Pérez de Guzmán y Gómez de Sandoval, IX duque de Medina Sidonia, con la que pretendía la independencia de Andalucía. Este hecho tuvo lugar entre finales de 1640 y principios de 1641, dentro de la crisis que sufrió la Monarquía hispánica en aquel momento, y en la que se sublevaron Cataluña, Portugal, Napolés,… La única rebelión con éxito fue la de Portugal, que si consiguió su independencia.

En 1640 el duque de Medina Sidonia, Capitán General del Ejército de Andalucía, fue enviado a la frontera (La Raya) para pacificar la región y recuperar el Algarve. Una vez allí, su lentitud y su falta de iniciativa para atacar a los rebeldes dejaron entrever sus planes.
Realmente, la independencia no respondía a una voluntad del pueblo de Andalucía, la cual había sido repoblada por castellanos en la Reconquista. Más bien, fue el intento del duque por recuperar la grandeza de su casa, que pasaba dificultades económicas.


La primera idea la tuvo el primo del duque de Medina Sidonia y marqués de Ayamonte, Francisco Manuel Silvestre de Guzmán y Zúñiga. Propuso aliarse con Portugal (de donde la hermana del duque estaba siendo reina) y con Francia y Holanda, las cuales ofrecían sus flotas.

Alonso Pérez de Guzmán sondeó entre los nobles de Andalucía y sólo recibió negativas. Además, las flotas de Francia y Holanda no llegaban y su proyecto apenas contaba con apoyo popular, pues sólo Sevilla, Sanlúcar y Jerez lo apoyaban.

El Rey Felipe IV tenía sus sospechas de que algo pasaba, las cuales se vieron confirmadas cuando un espía interceptó una carta donde el duque explica su plan a su primo. Ambos fueron convocados por el Felipe IV. El duque se retrasó argumentando problemas de salud, y tras un tiempo, fue a hablar con su tío (el Conde-Duque de Olivares, valido del Rey), quien le aconsejó que se declarara culpable a cambio de protección, cuando en verdad no pensaba ayudarle.

Finalmente, el marqués y el duque, “los guzmanes”, como se los conocía por su apellido, se echaron la culpa mutuamente. Sin embargo, el marqués dijo que no quería que su primo se proclamara Rey de Andalucía, sino que él prefería una República. El marqués fue condenado a muerte y el duque fue condenado a pagar una importante multa y fue desterrado de Andalucía.


Así quedó este episodio de la Historia, que ha sido olvidado, pero que pudo haber cambiado el rumbo de Andalucía y de España.